Un joven de 19 años, fue asesinado por un soldado que le disparó en la nuca mientra el muchacho se encontraba frente al aeropuerto de Tegucigalpa sobre las cuatro de la tarde, esperando el regreso del presidente Manuel Zelaya al país.
La situación en Honduras se pone cada vez más tensa. Los golpistas usan las armas contra la población civil que se manifestaba ayer en espera de la llegada del presidente constitucional Mauel Zelaya, acción que no pudo efectuarse dado el bloqueo en las pista de aterrizaje del aeropuerto por parte de las fuerzas armadas hondureñas dirigidas por el gobierno de facto.
Mi amiga Elsa Claro me comentaba que "A estas alturas habrá que darle la razón a medios difusivos norteamericanos que, como el Washington Post, dejaron presumir los posibles vínculos entre los golpistas hondureños y los conservadores estadounidenses, particularmente con los altas esferas republicanas, que si bien no están en la presidencia de Estados Unidos, tampoco se encuentran demasiado alejados del poder. En el país centroamericano hay varias bases militares norteamericanas y por el grado de conexión e identidad existente entre las respectivas cúpulas de ambas fuerzas armadas se tienen como una extensión del Comando Sur estadounidense.
Muchos generales hondureños y los más recalcitrantes del imperio tienen cercanas relaciones y hasta experiencias anteriores similares a la que transcurre y partiendo de ello, se barrunta que entre las razones de utilizar el viejo recurso de la asonada está el malestar de esos altos mandos del Pentágono por la pérdida de la base de Manta luego que el gobierno ecuatoriano les anuló el contrato para mantenerse en esa locación, desde donde extendían el radio de acciones del complejo Plan Colombia.
El malestar se estaba sumando al experimentado cuando se vieron obligados al abandono, tiempo antes, de sus ventajosas instalaciones en Panamá, donde también contaban con la Escuela de las Américas, sitio en el cual entrenaron a gran parte de los golpistas del continente y a los torturadores y asesinos que masacraron a miles de personas, como recordaba por estos días la presidenta de Argentina, memoria nada casual. Si en los setenta no hubo exigencia norteamericana, al contrario, para impedir que se quedaran en las plazas usurpadas en el cono sur americano o en la propia Centroamérica, en este momento parece imponerse actitud cuando menos parecida.
Las declaraciones de condena hechas por el presidente Obama, fueron y son absolutamente insuficientes, pues si alguien tiene poder persuasivo sobre los usurpadores es Estados Unidos. Bastaría con que les retirara su ayuda militar y económica o, simplemente, le dieran un buen tirón de orejas a los oligarcas y a ese ejército que atenta contra sus semejantes.La gira emprendida por el mandatario estadounidense horas atrás lo aleja del hemisferio y pudiera decirse que también se aparta de un muy serio problema que pudiera afectar bastante su administración o su crédito político si no lo atiende bien. ¿Estará siendo presionado Obama o concuerda con este tipo de trance? Incógnitas, en estos casos, siempre abundan y entre ellas, emerge esta. Queda pendiente despejarla."
Muchos generales hondureños y los más recalcitrantes del imperio tienen cercanas relaciones y hasta experiencias anteriores similares a la que transcurre y partiendo de ello, se barrunta que entre las razones de utilizar el viejo recurso de la asonada está el malestar de esos altos mandos del Pentágono por la pérdida de la base de Manta luego que el gobierno ecuatoriano les anuló el contrato para mantenerse en esa locación, desde donde extendían el radio de acciones del complejo Plan Colombia.
El malestar se estaba sumando al experimentado cuando se vieron obligados al abandono, tiempo antes, de sus ventajosas instalaciones en Panamá, donde también contaban con la Escuela de las Américas, sitio en el cual entrenaron a gran parte de los golpistas del continente y a los torturadores y asesinos que masacraron a miles de personas, como recordaba por estos días la presidenta de Argentina, memoria nada casual. Si en los setenta no hubo exigencia norteamericana, al contrario, para impedir que se quedaran en las plazas usurpadas en el cono sur americano o en la propia Centroamérica, en este momento parece imponerse actitud cuando menos parecida.
Las declaraciones de condena hechas por el presidente Obama, fueron y son absolutamente insuficientes, pues si alguien tiene poder persuasivo sobre los usurpadores es Estados Unidos. Bastaría con que les retirara su ayuda militar y económica o, simplemente, le dieran un buen tirón de orejas a los oligarcas y a ese ejército que atenta contra sus semejantes.La gira emprendida por el mandatario estadounidense horas atrás lo aleja del hemisferio y pudiera decirse que también se aparta de un muy serio problema que pudiera afectar bastante su administración o su crédito político si no lo atiende bien. ¿Estará siendo presionado Obama o concuerda con este tipo de trance? Incógnitas, en estos casos, siempre abundan y entre ellas, emerge esta. Queda pendiente despejarla."
Seguiremos comentando los sucesos en ese país centroamericano, desde esta isla donde la temperatura sube tanto por parte del clima como por la solidaridad que se respira.
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