He esperado un tiempo para poder escribir sobre Tomás Barceló. Realmente la noticia de su fallecimiento, el 27 de mayo, fue impactante e inesperada y por algo realmente fútil, una inyección de un analgésico que le provocó alergia, complicación respiratoria y de ahí el desenlace.
Fuimos compañeros de trabajo en la revista Bohemia y siempre sobresalió, además de por su indiscutible profesionalidad, por esa alegría que perennemente cargaba a cuestas. Y esa sonrisa que era su inseparable camarada.
Tomasito, se destacó como un excelente fotógrafo, despuntó también en la literatura, dejando dos novelas y una amplia variedad de artículos periodísticos o del tema de la imagen.
Hace unos pocos años, desde 2001, vivía en Córdoba, Argentina, con su segunda esposa oriunda de esa nación suramericana. Allá daba clases de fotografía en la Universidad de esa localidad. Dejó dos hijas una de su primer matrimonio y otra pequeña.
No está demás decir que el recuerdo de este fotoreportero, escritor, carismático ser humano va a ser difícil de borrar de nuestra memoria.
Por el momento pondré una instantánea tomada por Barceló, pero estoy en la búsqueda de algunas más de su obra fotográfica para publicarlas, como una muestra de afecto a nuestro querido compañero.
1 comment:
Querida Marta:
Cuando ocurrió, la noticia me sacudió por inesperada e injusta; muere otro amigo joven, lleno de vida y conocimientos...
Ná, sigo diciendo que la vida debía ser como las velas, que se encienda al nacer y que agote su energía sin dolores ni traiciones del destino, hasta que se apague.
Pero la vida no es como las velas.
A Tomasito le conocí en Bohemia, o en Trabajadores, ahora no recuerdo bien porque ya "mi alféizar" galopante (si dices alféizar en lugar de Alzheimer estás pa´la tonga)no me da tregua.
Cinco años atrás me contactó desde Argentina, mantuvimos varios topes chat, correo y mediante amigos comunes.
Un día me avisaron que Tomasito se había ido y sentí mucha pena.
En ese momento pensé que él siempre había tenido "algo" que intentaré explicar:
Antes de convertirte en un joven-valor, o simplemente en una joven-promesa-de-más-de-55-años-hecha-realidad, debes estar seguro de que posees "algo" de lo que casi nadie habla: vocación.
La vocación de Tomasito estuvo siempre a la vista, algo muy bonito que no lo decidió su padre, ni las sociedades en las que vivió, ni ninguna de las novias o mujeres que tuvo.
Tomasito nació un día, miró a su alrededor con esa mirada pícara que tenía, descubrió que no quería ser ingeniero, ni médico, ni abogado, ni siquiera se sintió atraido por trabajar en un Banco, ni en un hotel, ni ser labrador... y ahí mismo se dio cuenta que era distinto, desde ese mismo instante quiso ser fotógrafo...
Pasaron los años y superó un cerro de pruebas que la vida no tardaría en poner a sus pies... pero consiguió ser fotógrafo, un artista, un amigo, hombre y padre felíz.
Un abrazote
Raúl Cordovés
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