Ayer la tarde fue luctuosa con el fallecimiento del Jefe de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, su Santidad Juan Pablo II. La noticia aunque esperada no deja de ser impactante. De inmediato el Gobierno decretó tres días de duelo oficial y la suspensión de todas las actividades festivas entre ellas la esperada final de la serie nacional de pelota. Aquí es muy sentida su pérdida, no sólo en la comunidad de católicos sino en todo el pueblo porque el Papa fue una figura muy meritoria en especial por su defensa de la paz en el mundo, la justicia y la solidaridad.
Juan Pablo II visitó Cuba en febrero de 1998 y todavía se mantiene el recuerdo de esos días en que recorrió la Isla, quedando grabada como un momento trascendental en las relaciones cubanas con el Estado Vaticano, con el cual se mantienen vínculos diplomáticos sin interrupción, desde mediados de la década de 1930.
Siempre lo evocaremos por su firme pronunciamiento contra el bloqueo que sufre nuestro país por parte del gobierno de Estados Unidos y que según sus palabras en aquella ocasión y en otras, son “medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país, injustas y éticamente inaceptables”.
Creo que más palabras sobran, máxime cuando los medios de comunicación mundial están cuajados de noticias sobre el tema. Es mejor recogernos y reflexionar sobre los postulados de justicia y paz que él enarboló, porque este mundo está muy necesitado de ellos.
Descanse en paz Su Santidad.
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