Las acciones terroristas las detesto. Son algo deplorables y viles. Desgraciadamente no se detienen. Sentí consternación y dolor porque un día antes de la nochevieja explotó una bomba en el aeropuerto madrileño de Barajas y causó la muerte de dos inmigrantes ecuatorianos y lesiones a otras 26 personas más. El grupo separatista Vasco ETA se adjudicó la fechoría. Muy triste. Pero no es en este análisis en el que quiero entrar.
La historia viene a cuento por cierto paralelismo con otro relato que tiene que ver también con aviones y aún no ha sido olvidado por nuestro pueblo. Aquel abominable acto de la voladura de un avión de la empresa Cubana de Aviación, 30 años atrás. Y más molesto aun es que sus autores no han cumplido sentencia por este hecho asesino.
La mañana del 6 de octubre de 1976 el vuelo 455 de Cubana de Aviación partió de Guyana. Hizo escala en Trinidad y en Barbados e iniciaba su ruta a Jamaica cuando estalló en el aire. 57 pasajeros cubanos, 11 guayaneses y 5 norcoreanos murieron. Entre los cubanos viajaba una delegación de jóvenes esgrimistas que compitieron en Venezuela. Dos venezolanos mercenarios que se bajaron en Barbados fueron los autores directos: Fredy Lugo y Hernán Ricardo.
Como autor intelectual se señaló al cubano-venezolano Luis Posada Carriles, quien había trabajado para la Dirección de Servicios de Inteligencia Policial, la DISIP. También fue investigado un cercano amigo suyo, el también cubano Orlando Bosch. Ambos fueron agentes de la Agencia Central de Inteligencia, CIA, según fuentes que citan documentos oficiales estadounidenses.
En 1985 Posada Carriles escapó de una cárcel de máxima seguridad en Venezuela donde aguardaba juicio por el atentado. El cubano-venezolano, es requerido por Cuba y Venezuela por su participación en el ataque.
Sin embargo, aunque Posada Carriles se encuentra detenido actualmente en Estados Unidos, por ingresar ilegalmente en su territorio, violando las leyes migratorias norteamericanas, en ningún momento se ha hecho mención en ese país de los asesinatos y actos terroristas que este hombre ha cometido durante su vida. Ni intención tienen de que lo juzguen por tales culpas. Porque no fue sólo el crimen dinamitero a la aeronave, muchas otras actividades terroristas son de su autoría, como él mismo lo reconoció en una entrevista.
Ahora Posada Carriles enfrenta una pena máxima de 6 meses de cárcel con la posibilidad de recibir arresto domiciliario. Su actividad como terrorista es ignorada olímpicamente, y ni siquiera se menciona en el nación de la “Libertad”. Que vergüenza.
Tristeza e impotencia causa esta doble moral que se extiende en este mundo. No me gusta señalar con el dedo, pero no queda otro remedio que apuntar hacia los Estados Unidos, como cabecillas en esta forma de ver el terrorismo. Entonces, basta de tanta mentira, de tanta lucha antiterrorista falaz, de tanto cuento barato.
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